libres al sol

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La educación como arte y urgencia

viernes, 21 de septiembre de 2007

Dónde hallar nuestro lugar

John Berger
(del artículo “Diez comunicados”)


“Voy bajando las escaleras de una estación de metro para tomar la línea B. Está repleto aquí. ¿Dónde estás tú? ¿De veras? ¿Y cómo está el clima? Ya me tengo que subir al tren, luego te hablo..."
De las miles de millones de conversaciones por telefonía móvil que ocurren cada hora en las ciudades y suburbios del mundo, la mayoría, sean privadas o de negocios, comienzan con una declaración del paradero o ubicación aproximada de quien llama. La gente necesita de inmediato identificar con precisión dónde se encuentra. Es como si estuvieran perseguidos por la duda de que tal vez no estén en ninguna parte. Circundados por tantas abstracciones, tienen que inventar y compartir su localización transitoria.
Hace más de treinta años Guy Debord proféticamente escribió: "la acumulación de bienes de consumo producidos masivamente para el espacio abstracto del mercado, así como aplastó todas las barreras regionales y legales, y todas las restricciones corporativas de la Edad Media que mantenían la calidad de la producción artesanal, también destruyó la autonomía y la cualidad de los lugares".
El término clave del caos global actual es la dislocación, o la relocalización. Esto no se refiere únicamente a la práctica de mover la producción a donde quiera que la mano de obra sea más barata y las regulaciones, mínimas.
Contiene también el sueño demente de salirse de margen, propio del nuevo poder en funciones: el sueño de minar el estatus y confianza de todos los lugares fijos previos, de tal manera que el mundo entero sea un solo mercado fluido.
El consumidor es esencialmente alguien que se siente perdido (o a quien se le hace sentir perdido) a menos que consuma. Las marcas y logotipos de las mercancías son el sitio que nombra esa ninguna parte.
Otros signos que anuncian la Libertad y la Democracia, términos robados de periodos históricos previos, se usan también para confundir. En el pasado, fue una táctica común de quienes defendían su tierra natal contra los invasores el cambiar las señales camineras para que una que indicaba ZARAGOZA, apuntara en la dirección opuesta hacia BURGOS. Hoy no son quienes se defienden, sino los invasores extranjeros, los que invierten los signos para confundir a las poblaciones locales, para confundirlas acerca de quién gobierna a quién, acerca de la naturaleza de la felicidad, del alcance del quebranto o de donde ha de hallarse la eternidad. El propósito de estas direcciones falseadas es persuadir a la gente de que ser un cliente es la salvación última.
Sin embargo, a los clientes los define el sitio de su salida y su pago, no dónde viven y mueren.

Berger es un artista de la pintura y la palabra.
Me he servido de su ayuda para los talleres de "mirar y pensar" de este año.
Comparto este artículo con Ustedes.

Hacer lugar al lugar de otro.

Hacer lugar al lugar de otro.
Toma de la película "El pibe"

Somos hijos de alguien que nos mira y nos nombra.

Luego de perder un hijo recién nacido, Chaplin comienza a pensar el guión de la película "El Pibe" (The Kid). Las imágenes del film son el recorrido de esta mirada de Chaplin que busca deseperadamente un sentido a esta pérdida. La foto del momento en que Carlitos "elige" a este bebe abandonado y le pone nombre, me pareció un instante de la historia humana en busca del reconocimiento. Educar es hacer lugar al lugar de otro.

Francisco Mina