“No es el pasado el que nos domina,
sino las imágenes del pasado”
sino las imágenes del pasado”
El cine es el esfuerzo artístico del hombre por pensarse en movimiento.
El uso más frecuente del cine en la educación escolar, es la “ilustración” de un tema que se ha dictado de la manera habitual. Una película afín a la temática, refuerza el discurso del texto analizado en clase.
Es una utilización posible que puede incorporar costados nuevos a una reflexión.
En este trabajo práctico Intentamos problematizar la cuestión y compartir brevemente:
§ El potencial de la incorporación del cine en el aula
§ Algunas alternativas de articulación del recurso.
§ Experiencias interesantes y problemas frecuentes.
Imágenes en el pizarrón.
Una película, en el contexto de la vida escolar, es siempre una metáfora. No tiene sentido en si misma si no es “pronunciada” por el docente como un momento en el itinerario de un curso.
En el comienzo de un tema puede ayudar a provocar. Puede problematizar una cuestión que corre el peligro de angostarse en simplificaciones. Puede poner en un orden más afectivo, una reflexión teórica.
La incorporación del cine en el aula es la posibilidad de integrar la memoria del pasado como clave de un proyecto. Es un espacio donde se puede recrear el saber desde el arte, la libertad y el deseo. Es una instancia creativa donde se puede tramitar lo doloroso y temido de la propia historia desde un lugar diferente.
Una película, mas que una prueba documental de la realidad, es una mirada, un recorte subjetivo de esa realidad.
El guionista, el director y los actores, “proyectan” su propia mirada y la ofrecen en la filmación. Los espectadores luego se apropian de esta mirada haciéndola suya con sus “propias proyecciones”. Van a mirar aquello que ofrecen los que hicieron el film, pero también van a ver en la película sus propios deseos “proyectados” en ella. La permeabilidad de un film para permitir y suscitar estas proyecciones de los espectadores, es quizá una de las grandes posibilidades del cine en la escuela.
El cine permite integrar al proceso educativo un “tercero” que triangule la posible confrontación entre alguien que sabe, y otro que para aprender debe reconocer su ignorancia.
Una película no tiene “propietario” (hoy este significado se hace casi literal en el rompimiento del mercado cinematográfico y el libre intercambio por la red), cada “mirador” se adueña de ella para volver a decirla en el contexto de su propia historia.
Compartir una película puede también crear un espacio donde el saber es algo buscado por el docente y el alumno pero nunca plenamente poseído por nadie.
Atiendan alumnos! Luz, cámara, acción.
Se pueden proyectar cortometrajes (hasta 30 minutos) de video independiente. Tienen una belleza y contundencia análoga al “cuento corto” en literatura. Mantienen un espacio de atención menos exigente que un largometraje, y mas apropiado para la unidad de tiempo escolar.
Algo interesante es la proyección de una escena de un largo (una unidad con cierta autonomía de comprensión dentro de un film) con la ayuda y orientación del contexto de la película, brindada brevemente por el docente.
Estos “clip” no rompen el equilibrio del film completo, al contrario pueden ser una invitación para que los alumnos lo vean fuera de la escuela.
Una secuencia de escenas relacionadas necesitarán un mayor trabajo de “contexto” para integrarse a una clase.
El ultimo paso de una tarea educativa que incluya el cine, es la posibilidad de “reinscribir” aquello que vimos. El juego de un “nuevo guión” es la forma de la ultima apropiación de lo aprendido en un espacio lúdico y creativo.
En algunas ocasiones, bastará con habilitar un espacio suficiente de diálogo posterior a la proyección que permita esta reconstrucción final.
En suma, una película es siempre un provocador de la palabra, habilita nuevos significados y nuevas preguntas.
¿Porqué no habrá salido?
Compartamos experiencias. Es interesante poder “proyectar” las películas en el mismo espacio donde transcurre el aprendizaje cotidiano: el aula. Las “salas de proyecciones” pueden dar un marco mas adecuado en lo tecnológico, pero disocian algo de esta propuesta de integración de los medios al espacio diario. Preferimos un pequeño televisor, evitando traslados y climas de entretenimiento pasivo.
Solo se puede proyectar algo que a nosotros nos guste, conozcamos y seamos capaces de trasmitir a los demás. El docente se parece en esto a un amigo que nos entusiasma para ver algo que a él le llamó la atención.
Son increíble los costados nuevos que provoca una película mirada varas veces.
Hay que ensayar antes si todo funciona bien (los elementos simples son mejores que los mejores), y por si acaso un plan B que no detenga una clase por un inconveniente técnico.
El cine, como todo el arte, es pura “gratuidad”. Cuando está pensado desde el sentido es “propaganda”. En el contexto de la escuela, es una mirada del docente que invita y provoca la mirada de los alumnos hacia un ensayo bello de vivir. Es el esfuerzo de compartir su propia búsqueda, aceptando que no es la única posible.
Educar es ayudar a leer a otros el documental del pasado y a escribir el guión de “la ficción” del futuro.
[1] Nacido en París en 1929, Profesor de Literatura en Oxford, Harvard y Cambridge. Ensayista filosófico.
Francisco Mina.
(Presentado en 2008 para "Medios y comunicación" en el tramo pedagógico para profesionales)